Young y Leafhead describen un caso moderno de síndrome de Cotard en
un paciente que sufrió daños cerebrales debido a un accidente de
motocicleta:
Los síntomas [del paciente] se dieron en el contexto de sensaciones
más generales de irrealidad y de estar muerto. En enero de 1990, después
de recibir el alta en el hospital de Edimburgo, su madre lo llevó a
Sudáfrica.
Estaba convencido de que había sido llevado al infierno (lo que se
confirmaba por el calor), y que había muerto de septicemia (que había
sido un riesgo al principio de su recuperación), o quizá de sida (había
leído una historia en The Scotsman acerca de alguien aquejado de sida
que había muerto de septicemia), o de una sobredosis de una inyección
contra la fiebre amarilla.
Pensaba que se habían «apropiado del espíritu de mi madre para mostrarme el infierno», y que seguía dormido en Escocia.
Pensaba que se habían «apropiado del espíritu de mi madre para mostrarme el infierno», y que seguía dormido en Escocia.
El síndrome puede aparecer en el contexto de una enfermedad
neurológica o mental y se asocia particularmente con la depresión y la
desrealización.
Antes que Cotard lo describiera ya se habían encontrado casos
clínicos similares aunque no descritos con tanto detalle como hizo Jules
Cotard.
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