En esta entrada vamos a contar un caso en el que Los Psiquiatras Eduardo Castrillon y Boris Gutiérrez de la Universidad del Valle presentan un caso del síndrome de Cotard:
-Paciente mujer.
-Edad 48 años.
-Estado civil: Lleva viuda desde los 24 años.
-Lugar de residencia: Laura ha vivido en los Estados Unidos y en Colombia.
-Trastornos del estado de ánimo: Laura durante su estancia en los Estados Unidos sufrió varios episodios depresivos recurrentes, fue tratada con distintos antidepresivos. Al perder su trabajo la paciente presenta síntomas depresivos, insomnio recurrente, incapacidad para sentir placer, ansiedad, sentimiento de culpa y minusvalía.Después aparecieron las ideas suicidas, hubo varios intentos de suicidio (cortes superficiales en las muñecas). Al parecer al darse cuenta no era capaz de suicidarse aparecieron otros síntomas.
-Laura comenta: “El 20 de febrero vi que salía un humo por mi boca, al día siguiente me miré al espejo y mis ojos habían cambiado, no tenían vida. Me di cuenta que ese humo que salía por mi boca era mi alma saliendo de mi cuerpo”.
-A partir de ese momento, Laura tenía la creencia de ser una muerta viviente, se veía como una zombie. Laura pensaba que sentirse así era un castigo divino por haber intentado suicidarse. Laura comenzó a desarrollar alucinaciones olfativas, decía su cuerpo se estaba pudriendo y ella lo olía. Decía sentir un cosquilleo bajo la piel como silos gusanos la estuvieran devorando.
-Al ser consciente de que estaba muerta dejo de comer, porque decía que “los muertos no comen”, esto provocó un drástico descenso de peso. Se le realizaron estudios de neuroimagen para detectar si había algún problema cerebral, pero todos dieron negativos.
-A ser un caso extraño y no haber muchos casos descritos en en mundo no se sabía bien que tratamiento ponerle a la paciente. Algo había que hacer, el descenso de peso era preocupante. Se comienza a tratar a Laura con distintos medicamentos antipsicóticos (como Prozac , flouxetina).
-Pasaron unos meses y aparentemente no había señales de mejora. Se recurrió a una herramienta terapéutica, la terapia electro convulsiva a fin de incrementar el flujo sanguíneo en su cerebro. Después de 6 sesiones, los delirios comenzaron a controlarse hasta llegar a desaparecer.
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